jueves, 30 de noviembre de 2017

Necesitamos nuestra propia estrategia - Elecciones 2017

Así como ellos tienen su estrategia nosotros/as también necesitamos la nuestra. Parar la pelota, levantar la cabeza y pensar los pasos para un camino que culmine con salarios dignos, estabilidad laboral y defensa de las políticas públicas que favorecen a los/as de abajo.
Sin dudas es imprescindible plantear nuestra propia estrategia sindical. Sindicato se ha transformado en mala palabra para muchos/as por la historia y el presente de decepciones a la hora tener que jugársela por quienes se supone que representan. [Sin ir más lejos hubo quienes mandaron a la casa a compañerxs despedidxs el año pasado y les dijeron que lxs iban a llamar en cuanto consigan su reincorporación. Nunca más tuvieron noticas]. Pero para nosotros/as los sindicatos son lo que fueron desde sus inicios, que los/as trabajadores juntemos fuerzas para poder pelear en mejores condiciones contra quienes nos dominan. Y si los sindicatos reales no son eso los equivocados/as son quienes los conducen y solo es cuestión de cambiarlos. De otra manera, en parte los sindicatos reales podrían ser reflejo de nuestra propia apatía y entonces cuando criticamos a los sindicatos nos estaríamos criticando a nosotras/os mismas/os.
El primer paso es salir de las inercias que nos llevan a quejarnos de lo mal que están las cosas pero sin hacer nada para cambiarlas. “Las cosas” son realmente muchas y cambiarlas todas de una resulta imposible pero por algún lado hay que empezar. Aunque sea tomar algún tema puntual y dedicarle tiempo para organizarnos para resolverlo. Por suerte somos muchos/as (3.000 aproximadamente) y si varixs nos ponemos de pie la historia empieza a cambiar.
En el estado actual de cosas necesitamos ganar confianza, y para poder creer que con nuestra acción podemos cambiar la realidad es clave poder cambiar algo, por más de que no parezca lo principal. Obviamente que las grandes batallas hay que darlas, pero no por eso tenemos que despreciar las pequeñas. Necesitamos elaborar una construcción gremial integral con la mayor creatividad para proponer iniciativas que logren efectivamente mover a nuestros/as compañeros/as, generar una identidad colectiva por sobre la lógica individual y como decíamos aumentar la confianza en nuestras propias fuerzas.
Junto con esto no podemos perder el eje de la necesidad de afiliarnos y promover la afiliación a ATE, que es el único sindicato que mal o bien intenta resistir frente a tanto recorte de derechos. No solo porque desde el Ministerio de Modernización nos cuentan las costillas y se hace lo imposible para minimizar la cantidad de delegados/as y juntas internas, sino porque afiliarse es hacer un esfuerzo material en sostener un mecanismo de protección colectiva. Es decirle no a la lógica individual que nos quieren imponer desde arriba, donde cada uno pide por lo suyo en soledad y en voz bajita para que no se entere el/la de al lado. Eso siempre fue un engaño. No nos afiliamos porque el sindicato otorga acceso a descuentos y beneficios, pese a que los otorgue. Sino porque la voz de que quienes mal o bien nos plantamos frente a las injusticias tiene que sonar más fuerte y cuánto más grande sea más chances hay de ganar.
Tampoco nos afiliamos porque en las elecciones nacionales hayamos votado a tal o cual candidato/a. Cuando nos recortan las horas extras, las vacaciones, nos jubilan forzadamente, nos niegan los pases a planta permanente o nos mantienen como monotributistas no nos preguntan a quién votamos. Las discusiones políticas son interesantes y las damos cuando corresponde, pero a la hora de pelear por lo nuestro apostamos a la máxima pluralidad y a dejar las mezquindades del otro lado del molinete cuando entramos.
Ni siquiera nos afliliamos porque estemos “enamorades” de ATE. Por el contrario, muchos/as de nosotros/as empezamos a participar del sindicato porque no nos gustaba como funcionaba y queríamos cambiarlo. En parte creemos que lo hemos empezado a lograr pero seguramente muchas cosas las estemos haciendo mal o puede haber muchas propuestas para mejorarlas. Por eso si no nos gusta como funciona el sindicato, aún más todavía hay que afiliarse para cambiarlo. Por suerte, a diferencia de otros sindicatos ATE es plural y democrática y permite que distintas expresiones puedan manifestarse y convivir.
Por último, además de la afiliación no perdemos de vista que nuestro Ministerio no está solo como una balsa navegando en el océano, sino que es parte de una realidad mucho más grande. Muchas veces nos encontramos con que los grandes problemas, como el salario y la estabilidad laboral, no se resuelven solo en el ámbito de nuestros Ministerios sino que dependen de políticas generales de nuestro empleador. Es por eso que tenemos que aunar esfuerzo, no solo dentro de Hacienda y de Finanzas sino junto con el resto de los organismos. En primer lugar dentro de esos organismos destacamos que hay 6 Ministerios que convivimos dentro de un mismo edificio. Con ellos compartimos tanto los problemas generales que afectan a los/as estatales como muchos problemas particulares como médico a domicilio, problemas edilicios, etc. Es importante profundizar el camino que ya hemos iniciado de experiencias en común con otras Juntas Internas del edificio. En segundo lugar debemos impulsar un abordaje colectivo con el resto de los organismos nucleados fundamentalmente en el ámbito de la Ciudad. Con la misma lógica que decíamos más arriba, hay que luchar en común y si lo que se hace como sindicato sentimos que no es lo correcto dar una discusión y pelea por cambiarlo. Muchas veces nos hemos encontrado con que no se peleaba con el mismo ahínco a nivel de la Seccional que en nuestro organismo, o que primaban las disputas mezquinas entre dirigentes por sobre la necesidad de concentrarnos en las urgencias que tenemos los/as trabajadores. La solución no es juntarnos con quienes piensan parecido a nosotros/as para aislarnos y terminar siendo “pocos pero buenos”, sino por el contrario señalar lo que consideramos errado pero sin dejar de pelear codo a codo con quienes están en la misma que nosotros/as.

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