jueves, 30 de noviembre de 2017

Profundicemos una perspectiva de géneros en nuestra Junta Interna - Elecciones 2017





Apostamos a la construcción de un espacio sindical que dé pelea por relaciones sanas y equitativas 
entre compañeros y compañeras, combatiendo la violencia de género en todas sus formas. Tanto fuera como dentro las mismas oficinas del Ministerio las situaciones violentas hacia las mujeres e identidades disidentes siguen siendo una realidad que se repite cotidianamente.
Las situaciones son muy diversas. Por mencionar solo algunos casos, nos encontramos con violencia verbal en chistes o comentarios hasta los insultos o malos tratos verbales. También con asignación de tareas que exceden las funciones laborales vinculadas al estereotipo femenino, quite de presentismo por cuidados de hijos/as (¡mayormente lo hacen las mujeres!), incluso persecución sindical, despidos por uso de lactarios o uso de licencias maternales, entre muchos otros casos.
En este contexto, el avance de las luchas del movimiento de mujeres y feminista, con el hito del #NiUnaMenos marcó un momento de quiebre que repercutió en toda la sociedad y también en las organizaciones sindicales. Esto implicó que frente a las situaciones y hechos de violencia de jefes, compañeros de oficina, así como en espacios sindicales seamos más conscientes de la relevancia de tales problemas y los abordemos partiendo de la escucha, acompañamiento y credibilidad a las compañeras afectadas y buscamos caminos de respuesta colectiva y eficaz. Tomamos como nuestras la frase que cobró gran protagonismo en el último tiempo: ¡LAS PIBAS YA NO NOS CALLAMOS MÁS! Y agregamos: los pibes comenzamos a cuestionar nuestros propios privilegios.
En este sentido, fuimos parte y fortalecemos las luchas que motoriza la comisión de género de ATE MECON. Entre otras acciones, las campañas por la reincoporación de Mayra y Romina, y la luchas contra los despidos de 2016 (que afectaron en su enorme mayoría a mujeres), la pelea por el jardín materno-paternal, la ampliación de licencias por maternidad y paternidad, las instancias de formación en problemáticas de géneros. Apoyamos las instancias de auto-organización de las trabajadoras, como la Asamblea de Mujeres que se dio cita con motivo del 8 de marzo de este año en el hall del Palacio de Hacienda. También promovemos que nuestro herramienta gremial esté abierta a canalizar las denuncias de violencia de género que pueda llegar a ver tanto de jefes como de compañeros.
Reivindicamos el piso alcanzado a lo largo de estos 4 años de gestión, que es mucho más alto que el existente en otros sindicatos o hasta en nuestra propia ATE, pero creemos que es fundamental profundizarlo. El #NiUnaMenos no significó solo marchas ni solo poner la luz sobre el síntoma más aberrante del patriarcado que son los femicidios. Es también una revolución más silenciosa que viene atravesando a toda la sociedad y hace visible lo que antes era invisible y da voz a lo que antes era inaudible. Se trata de poner en cuestión toda una serie de mecanismos que reproducen la desigualdad estructural entre varones y mujeres e identidades disidentes. Por supuesto que es natural que cuando se cuestionan privilegios que llevamos calados hasta los huesos surjan resistencias. Pero decimos que lo personal es político. Y quienes peleamos por una sociedad más igualitaria no podemos hacernos los distraídos frente a nuestras propias opresiones. Nuestra Junta Interna que tiene la perspectiva de géneros en su programa debe intensificar este camino.
Por eso impulsamos ahora y de cara a lo que se viene: la pronta conformación de un protocolo de actuación frente a los distintos casos de violencia de género así como masificar una campaña sistemática frente a esta problemática en el lugar de trabajo. Contribuir y  promover  más instancias de auto-organización de las compañeras como las asambleas de mujeres en el edificio y de cara a los viajes al Encuentro Nacional de Mujeres. También impulsar una mayor participación de las compañeras e identidades disidentes en la organización sindical. Parte de los problemas de la sociedad machista en la que vivimos es que se suele estimular a los varones para que monopolicen la palabra y los roles de conducción. Por eso es que suelen surgir más delegados sindicales varones, incluso cuando hay más mujeres que varones trabajando. Es fundamental entonces intensificar las instancias de formación en problemática de géneros para visibilizar estas situaciones y comenzar a corregirlas.
Y trabajar sostenidamente para que se consolide una herramienta sindical que enfrente de modo integral las luchas por todas nuestras reivindicaciones (salarios, estabilidad, condiciones de trabajo) pero de manera unida y complementaria a las problemáticas de géneros, no pensando que la segunda está subordinada a las primeras. Sin una perspectiva de géneros consecuente, es decir, sin feminismo no hay un verdadero sindicalismo combativo.

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